viernes, 12 de julio de 2013

Eyes Wide Shut (1999)


La hondamente fascinante película de Stanley Kubrick --su póstumo magnum opus, verdadera summa de una filmografía tan breve como necesaria-- fue y sigue siendo objeto de teorías conspirativas que refuerzan ese halo más que maldito, terroríficamente inquietante, nacido para matar los dulces sueños de los hombres tranquilos. Fuese o no asesinado Kubrick por la CIA debido a su exposición de las sociedades secretas de los ricos y poderosos, lo cierto es que la infame escena de la orgía, con ese preludio de satánica misa negra como centro de un abismo, tiñe de maleficio cada fotograma circundante, desde el inicio hasta el final de un film que hace bis de Dmitri Shostakovich y de Gyorgy Ligeti. Sin embargo, las exóticas composiciones musicales para la diabólica mascarada --aquel piano minimalista de Ligeti, con la obsesiva lentitud de una pesadilla, y un irónico “Strangers in the Night” instrumental, aparte-- las firmó Jocelyn Pook (autora además de las piezas para las recurrencias masoquistas del protagonista y el intrigante relato onírico de su mujer, respectivamente), violinista que también se encargó de la interpretación en compañía de su Ensemble.

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