Anamaria Marinca y "Erzsébet Báthory"
Escrita, dirigida y aun musicalizada por la
actriz Julie Delpy, esta producción pretende un examen de la dualidad que
alimenta los mitos --casi a lo John Ford, …casi--;
la realidad tras la historia, más o menos ficticia, sin embargo, podría ser más
diabólica e inenarrable. Basada en la legendaria biografía de la infame Condesa
Báthory, una aristócrata tan próxima a Drácula que era mucho más que paisana
del Empalador y que no necesita mayor presentación, la película realista que
Delpy nos ofrece sobre tal tenebrosa pesadilla es, además, intrigante, por
cuanto se puede leer como un melodrama espantoso y certero en su descripción de
la oposición dentro del Eterno Femenino: por un lado, la bruja enamorada de la
juventud y embriagada en su enajenante deseo de ilusoria e inmortal belleza,
cuya falacia infernal debe ser alimentada de la carne y la sangre de (por el
otro lado) niñas púberes y vírgenes, la tierna inocencia de todas las cuales
tiñe de efectiva exasperación indignada a una producción que, sin ser
espectacular ni mucho menos, satisface los requerimientos de una inteligente
reflexión acerca de la complejidad del ser humano, los entresijos de la
feminidad, y las veleidades del poder terrenal en contraste con el no menos inescrutable
misterio de los sortilegios del destino.
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