Basado
en una novela rosa de la experta Caridad Bravo Adams, este melodrama engolado,
convencional y previsible resulta, no obstante, de una solvencia innegable,
beneficiándose especialmente de los matices góticos de su autora y de una
convincente Gloria Marín. En el México rural se suceden los días de una pobre
mujer con todo el dinero del mundo, a merced de un marido codicioso y libertino,
inescrupuloso y dictatorial (Víctor Junco), que al parecer no es sólo culpable
de su invidencia o de sus cotidianas humillaciones; la desdichada protagonista,
interpretada con suma dignidad por Marín, sólo cuenta con el amor de su joven ahijada
(Silvia Pinal), la ayuda de su sobrino estudiante de medicina (Ramón Gay) y la inexorabilidad de la
justicia divina. La dirección de Miguel M. Delgado (colaborador habitual de Cantinflas) es sencillamente sólida, y,
Marín aparte, la belleza de Pinal y la estólida imitación que hace Junco de
Burt Lancaster justifican el visionado de esta pequeña solemnidad –no tanto así
la deficiente galanura de Gay en un rol ajeno a su competencia. ***/*****
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