Después de conquistar a los públicos más exigentes con sus interpretaciones en Taxi Driver y The Little Girl Who Lives Down the Lane (ambas de 1976), la gran Jodie Foster, veterana de tan sólo 15 años de edad, se fue a hacer por primera vez las Europas --habiendo ya visitado Cannes a propósito de la obra maestra de Scorsese. Así es que antes de rodar la playera Casotto en Italia y regresar a Hollywood para seguir sacándole partido a su adolescencia tan atractiva como inteligente, Jodie protagonizó esta ligera comedia romántica acerca de una chica en busca de la pérdida de su virginidad que, más allá de la genial convicción con que la pequeña actriz incorpora a tal personaje y su asertividad (y que sus trotes en París me recuerden al púber James Joyce recorriendo en celo las calles de Dublín, imaginado por Anthony Burgess), no llega ni por asomo al nivel alcanzado por otras películas con similar apariencia y asunto, e.g. la sorpresiva Little Darlings (1980) estelarizada por una imprescindible Kristy McNichol. No obstante lo observado, y pese a que Moi, fleur bleue resulta lamentablemente trivial (por si fuera poco, el otro nombre de la producción era Jean Yanne, el Carnicero de Chabrol), el primer amor encontrado por la maravillosa Isabelle (Foster) en su cruzada desfloratoria de sí misma funciona inclusive, aunque no se quede sino en un boceto de pasión, en el plano musical, pues ésta fue la tercera incursión de mi estrella femenina favorita en el canto --luego de Bugsy Malone y Freaky Friday, también del copado 1976--: un debut francés en pleno, gorgoritos y todo. ***/*****
martes, 11 de marzo de 2014
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