viernes, 20 de abril de 2012

Black Swan



La esquizofrenia del artista es, acaso obviamente, el gran tema de la obra maestra de Darren Aronofsky. Una ballerina (Natalie Portman), ambiciosa y sobre todo perfeccionista, es elegida como la protagonista de una producción del Lago de los cisnes. El evento, lejos de elevar su vida, será la llave que deje salir a sus demonios más íntimos, el pasaje que la conduzca en una irreversible incursión a los infiernos. Alrededor del tour de force de Portman --que le valió un Oscar oportuno--, Aronofsky despliega todos sus conocimientos de las posibilidades fílmicas, incluido un score firmado por Clint Mansell que recrea plásticamente las notas más conocidas de Tchaikovsky evocando (y recreando) las tinieblas del género desde The Phantom of the Opera hasta Suspiria.

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