La esquizofrenia del artista es, acaso obviamente, el
gran tema de la obra maestra de Darren Aronofsky. Una ballerina (Natalie
Portman), ambiciosa y sobre todo perfeccionista, es elegida como la
protagonista de una producción del Lago de los cisnes. El evento, lejos
de elevar su vida, será la llave que deje salir a sus demonios más íntimos, el
pasaje que la conduzca en una irreversible incursión a los infiernos. Alrededor
del tour de force de Portman --que le valió un Oscar oportuno--, Aronofsky
despliega todos sus conocimientos de las posibilidades fílmicas, incluido un
score firmado por Clint Mansell que recrea plásticamente las notas más conocidas de
Tchaikovsky evocando (y recreando) las tinieblas del género desde The Phantom of the Opera hasta Suspiria.
viernes, 20 de abril de 2012
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