(Salvando las distancias:) Como Sally Field en
Norma Rae, la (innegablemente) notable actuación de Jennifer Beals en este archiconocido drama
musical explora convincentemente las posibilidades expresivas de un personaje
central --Alex Owens es una casi-adolescente trabajadora en una planta
metalúrgica de Pittsburgh, bailarina en un night club, y prima
ballerina en sus más felices sueños-- que es, además, obligatoriamente sexy y
encantador --y asertivo, un rol frecuentemente masculino. Tony Manero era estas
tres cosas al menos, aunque su ambigüedad lo dotase de cierta conspicua
confusión y melancólica pasividad, y Flashdance incluye a Cynthia Rhodes en el
reparto por si a alguien se le ocurriese reprochar la asociación. También
podría verse a Flashdance cual una versión travestida (o, mejor, transexual) de
las tribulaciones de Rocky para llegar a la cima. De hecho, se trata de un
cuento de hadas --y en este caso el romance que lo impulsa era especialmente
necesario-- marcado por la estilización pretendidamente erotizante de Adrian
Lyne y por uno de los soundtracks (o songtracks) más atractivos e
identificatorios de toda una década.
lunes, 4 de febrero de 2013
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