Aclamada en diversos festivales alrededor del mundo antes de su más propio estreno en 2015, It Follows no decepciona porque se trata de una sólida sesión de género, una que juega según las reglas y, a diferencia de tantas otras películas con el mismo reto, sale airosa. Encima, deja en el espectador una sensación de renovación cuyo frescor importa más que su discutible veracidad.
Jay (Maika Monroe) es una virgen de 19 años de edad. Cuando se acuesta con su enamorado, éste la secuestra y le explica que le ha "pasado" una maldición, consistente en que ahora tendrá que cuidarse de un manojo de zombies sueltos tras su pista. Sólo si la muchacha contagia a un tercero, afirma el traicionero, se librará de la peor de las muertes --y acaso. Reconociendo que los tales "zombies" de nuestra simplificación argumental no lo son exactamente, ésta sería, sin forzar demasiado la imaginación, la receta de un posible bodrio (uno más), de la especie sobrenatural-con-teenagers; pero en la pantalla resulta un pastiche elegante y que bebe en sus cristalinas fuentes --desde los ya clásicos slashers ochenteros hasta la majestuosa Lat den rätte komma in de 2008-- con sorprendente estilo.
La imponente fotografía de las locaciones en Detroit; la afiatada música incidental á la Halloween (por cierto, una de las puntuales influencias conspicuas en este inspirado homenaje retro); el ritmo sosegado, apesadumbrado en su fluidez, de una producción que anticipa los más trillados golpes de efecto sin finalmente prodigarlos --en contraste, otra vez, con la interminable fase en el horror que, ojalá, It Follows esté clausurando--; el retrato humano de un puñado de personajes (la desamparada heroína, una subvertida marisabidilla, el oportuno y eterno guaperas, el devoto amigo de la primera...) que ya habían perdido para siempre más que su humanidad, su adolescencia, la cual aquí, mal que bien, empiezan a recuperar, en medio de una especialmente intrigante ausencia de figuras adultas: son todas virtudes las cuales, pese a no colocar al film en el mismo nivel de seriedad y brillantez que The Conjuring, sí lo hacen inmediatamente superior a muchas otras muestras nada cinemáticas en comparación (aun en su esoterismo, como Coherence). Esos giros de la cámara en su eje sobrepasaban los 360° y atentaban con cambiar nuestra percepción de la realidad dentro del encuadre: It Follows es una inquietante metáfora de las relaciones sexuales, escrita y dirigida por el prometedor David Robert Mitchell, que, al menos, nos mantuvo en vilo. 3.5/5
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